Una superviviente del presunto asesino de Marta Calvo: «En la ducha salían rocas de coca por mi vagina»
La primera víctima de Jorge Ignacio Palma, presunto asesino de Marta Calvo, Arliene Ramos y Lady Marcela Vargas, ha descrito ante un jurado popular cómo el acusado le introdujo droga por sus partes íntimas sin su consentimiento y casi se muere: «Me drogó toda (…) Le dije que me estaba muriendo y me dio un beso en la frente y me contestó ‘ay, pobre chica, cómo le gusta la droga…’».
Este martes ha tenido lugar la segunda sesión del juicio contra Jorge Ignacio P.J., acusado de tres muertes, un de ellas la de Marta Calvo, y de intentarlo con otras ocho mujeres más en el periodo de 15 meses, desde verano de 2018 hasta el 7 de noviembre de 2019, fecha en la que falleció la última de las víctimas y cuyo cadáver no ha sido aún localizado.
Jorge Ignacio se enfrenta, tal y como reclama Fiscalía, a 130 años de cárcel por 11 delitos de abuso sexual -tres de ellos como medio necesario para un delito de homicidio y siete para un delito de lesiones-; y un delito contra la salud pública.
Por su parte, los padres de Marta Calvo, quienes ejercen en el procedimiento como acusación particular, piden para el acusado la prisión permanente revisable. Las otras víctimas personadas en la causa también reclaman esta pena. La defensa reclama la absolución.
En la sesión de este marte ha declarado la primera supuesta víctima del acusado. Ha narrado que el encuentro sexual con Jorge Ignacio tuvo lugar en verano de 2018, el 29 de junio, en una vivienda de la Avenida Cortes Valencianas de Valencia.
Ha explicado, visiblemente emocionada, que lo vio con una bolsa negra que contenía mucha droga: «Había un volumen de droga que no había visto en mi vida. Tenía un impresionante olor». Ha afirmado que le preparó droga para esnifar y le ofreció, pero ella lo declinó y se fue quitando la ropa. Previamente, su jefa le había dicho que el cliente quería hacer una fiesta blanca.
La víctima ha manifestado que el acusado le hizo entonces un masaje mientras «tenía el puño cerrado». Ha dicho que en ese momento no lo sabía, pero luego dedujo que en su mano escondía droga en polvo que le restregó por sus zonas íntimas. Tras ello, comenzó a sentirse indispuesta. «Pasados los minutos sentía mi corazón rápido y me empezó a dar desconfianza», ha señalado.
«No sentía nada en mi cuerpo», ha explicado, para agregar que «nunca» le dio su consentimiento para introducirle droga en sus partes íntimas. «Me fui al servicio, me metí en la ducha y empezaron a salir rocas de cocaína por mi vagina. Unas cinco o seis, muchas… Le acusé de haberme metido drogas en mis partes y le pregunté si estaba enfermo y me dijo que sí», ha añadido.
En ese momento le puso la excusa de que iba a salir de la habitación a por «juguetitos» con el objetivo avisar a su jefa de lo que estaba pasando. Su superior no le quiso hacer caso y ella volvió a la habitación. «Me ofreció beber una copa que había en la habitación y sentí como arena. Le pregunté: ¿Me estás matando? Estoy trabajando para mis hijos. Y me dijo que no me estaba drogando», ha narrado.
«También escuché cómo rompía una cápsula. Le pregunté que hacía y me dijo que nada. Entonces fui a la cocina a por un cuchillo y le dije que me iba a matar, pero que él iba detrás de mí», ha expuesto. «Tenía todo preparado como si fuera un guión», ha apostillado.
Tras ello, el hombre, «con frialdad», se levantó y se vistió: «Se puso sus calzoncillos negros, sus jeans, su cartera de Louis Vuitton y sus gafas de piloto doradas. Se cambió como si no pasara nada. Cogió un trapo de color marrón y me lo lanzó a la cara. Le dije que me iba a matar, que me estaba muriendo. Me dio un beso en la frente y me dijo ‘pobre chica, cómo te gusta la droga…’», ha expuesto.
«Me decía que no me estaba muriendo -ha añadido- y yo le aseguraba que no aguantaba más. Me cambié como pude y me fui al hospital sola. Le dije a la doctora que me habían drogado. Me drogó toda. La médico me dijo que cinco minutos más y te mueres».
Cuando se recuperó, intentó contactar con el acusado para denunciarlo pero no lo consiguió. Hasta que lo vio en las noticias, con la desaparición de Marta Calvo «y con sus gafitas piloto» y se decidió a ir a la Policía para contar lo sucedido. Como consecuencia de la agresión, ha explicado que no puede tener pareja ni relaciones con hombres: «Cogí pánico a los hombres. Estoy en tratamiento psicologico y me he intentado matar porque me arruinó la vida», ha descrito.
Conducta sexual
Tras el testimonio de la víctima, ha comparecido ante el jurado el jefe de Homicidios de la Guardia Civil encargado de instruir los hechos y ha explicado que la desaparición de Marta Calvo tuvo gran alcance mediático y el hecho de publicarse las fotografías de Jorge «provocó que algunas víctimas» contactasen con la Policía para denunciar.
Este fue el caso de la primera víctima. «Fue la última chica a la que tomamos declaración, pero sus hechos fueron los primeros que se produjeron», ha dicho, y ha explicado que el acusado seguía un patrón común de conducta sexual con sus víctimas: «contactaba con las víctimas por WhatsApp y mostraba su deseo de relaciones sexuales y fiesta blanca».
Tras ello, ha descrito: «El acusado sacaba una cantidad importante de cocaína e invitaba a las chicas a consumir. Luego hacía masajes e introducía sus dedos en la zona genital y anal de las mujeres. Todas las víctimas coinciden en que la introducción de la sustancia estupefaciente en absoluto es consentido por ellas. Después tienen estados de somnolencia e inconsciencia. También les anima el acusado a beber y tres de ellas perdieron luego la conciencia por completo o parcialmente. Entraban en sueños profundos y desconocían el tiempo en esa situación», ha descrito.
Por otro lado, una de las agentes que se encargaron del atestado de la primera víctima ha explicado al tribunal que la víctima no quería denunciar inicialmente porque no quería que se hiciera público el oficio al que se dedicaba, ya que tenía hijos menores.
«Costó muchísimo que diera detalles de la agresión sexual, no quería ser una víctima más. Ella quería inicialmente comunicarlo para que el hombre no pudiera volver a hacerlo, para que se supiera que había más de una chica, pero no quería formar parte del procedimiento», ha descrito. Finalmente, la convencieron y le ofrecieron ayuda.
Los últimos en intervenir en la sesión de este martes han sido especialistas del Instituto de Medicina Legal encargados del informe toxicológico de las víctimas. Han informado de que la cocaína es una sustancia potente y que los efectos para las víctimas son los mismos y su gravedad varía en función de la cantidad, de si tomaban antes droga, de su peso y otros factores.
Han advertido de que la cocaína es un estimulante y no les cuadra que la mayoría de las víctimas -cinco mujeres- no presentaran exaltación al inicio sino adormecimiento: «Desconocemos entonces qué adulterante o qué sustancia podía haber en el producto suministrado a las víctimas», han dicho. «Hay algo más aparte de la cocaína», han señalado. Han hablado de dosis «letales» a las víctimas.
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